Cuando se habla de precisión en el tiro deportivo o de caza, a menudo se piensa en la calidad de la óptica, la munición o la regularidad del tirador. Sin embargo, un elemento a menudo subestimado juega un papel determinante: la montura del visor. Este elemento establece el vínculo mecánico entre su arma y su óptica. Una mala montura puede arruinar la precisión, incluso con los mejores componentes.
La Alineación: Base de Toda Precisión
Una buena montura asegura una alineación perfecta entre el eje del visor y el del cañón. Si la montura está mal ajustada o mal diseñada, incluso una desviación de unas pocas décimas de milímetro puede provocar una deriva progresiva del punto de impacto. Esto se vuelve aún más crítico a larga distancia, donde el más mínimo defecto de alineación se amplifica. Una montura rígida, mecanizada con precisión, garantiza esta alineación constante, disparo tras disparo.
Estabilidad y Mantenimiento del Cero
Una montura de calidad permite que el visor mantenga su "cero", es decir, el ajuste del punto de impacto. Durante disparos sucesivos, o después de un transporte o un golpe, una montura inestable o de mala calidad puede aflojarse o moverse ligeramente, modificando la trayectoria aparente de las balas. Esta es una de las principales causas de imprecisión en los tiradores que, sin embargo, creen haberlo ajustado todo correctamente. Una buena montura evita esto al ofrecer una sujeción mecánica impecable, incluso bajo las tensiones del retroceso.
Una Base Sólida para una Óptica Costosa
Los visores modernos son instrumentos de precisión que pueden costar varios cientos, o incluso miles, de euros. Sería una lástima comprometer su rendimiento con una montura de baja calidad. Una buena montura no solo protege la precisión, sino también la integridad física del visor, distribuyendo correctamente las presiones de apriete sobre el cuerpo de la óptica.